Todo relato debe capturar la atención del lector desde la primera frase. Tal vez no tengamos más oportunidades antes de que nos abandone por un canal de televisión. Yo suelo crear el interés partiendo siempre de un hecho en apariencia inexplicable. Es la típica receta del relato fantástico. Claro, después hay que guardarse de dar las explicaciones en dosis homeopáticas e intentar, finalmente, que la expectativa no decepcione la resolución.
Ayer me ocurrió una divertida anécdota con la que iniciar un relato. Mi esposa encontró en el coche una tarjeta de un nightclub del que, obviamente, yo so sabía nada. Si me interrogo cómo llego allí la tarjeta me sale un cuento...
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