Oficio de tontos

Tontos son los creen, los que crean, los que buscan el temblor de una palabra, los que se ríen de su sombra, los que se enamoran por nada, los que pierden pero no se pierden, los que se enorgullecen de sus amigos, los que no eligen el camino fácil, los que siempre están ahí, los que piensan que el mundo no está perdido todavía... Bienaventurados los tontos, porque de ellos será el reino de la literatura.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Qué goce de dos mil doce

La cosa está más que chunga, canina,

y el que más, tiene las cuentas a cero,

pero al fin el dos mil once termina

y perdimos de vista al Zapatero.

Tampoco estamos de tirar cohetes

con la que nos espera con el Rajoy:

recortes y vaselina al ojete,

hambre para mañana y pan para hoy.

Si la crisis nos tiene acojonados,

si los banqueros nos tienen en ascuas,

¡coño, que no nos den también la Pascua!

¡y que no te amarguen los mantecados!

¡Que el dos mil doce no sea otro pestiño!

¡Vente arriba, que el “doce” hace el cariño!



Felicidades amigos

lunes, 21 de noviembre de 2011

Un libro de microrrelatos de regalo

Me comenta un buen amigo que una forma de dar agilidad a este tipo de blogs es incluir noticias relacionadas con el oficio de tinieblas. Me sumo a la iniciativa y colocaré de tanto en tanto webs o curiosidades de literatura que me hayan llamado la atención. La primera:
La Caja de Ávila acaba de publicar un interesante libro con los microrrelatos finalistas de su concurso, convenientemente ilustrado. Se puede descargar gratuito el archivo pdf.
Ahí va:
http://www.obrasocialcajadeavila.org/biblioteca/novedades/archivos/fichero31_1.pdf

He leído el libro con interés (no tiene mucho mérito) y me gustaría a veces saber, sin ánimo de polemizar (hay relatos muy buenos...), qué criterio usa el jurado para elegir a los premiados en este tipo de concursos. O sea, ¿qué se le pide a un microrrelato? ¿Qué debe tener un microcuento además de una sorpresa explosiva? ¿Qué debe tener para no ser un mero chiste literario de unas pocas líneas, que se olvida después de leer?

viernes, 21 de octubre de 2011

Orgulloso de Andalucía

Las declaraciones de Artus Mas haciendo mofa del andaluz han soliviantado el maltrecho orgullo andaluz. Como filólogo, andaluz y actual vecino y contribuyente de Cataluña, me permito hacer algunas valoraciones. Primero, por la experiencia del día a día no me parece que los catalanes hagan escarnio de nuestra forma de expresarnos ni parezcan interesados en batallas lingüísticas. La gente de la calle (también los catalanes) es muy razonable.
Sí subyace, en el fondo un cierto complejo de superioridad, al menos de la clase política catalana, que se une a otro no menos grave: la baja autoestima que muchos andaluces tienen por su lengua. He dado clases de Lengua catellana en varios institutos de Sevilla y todos los años era la misma batalla: convencer a los alumnos de que el andaluz (su forma de hablar el castellano) no era una degradación de la lengua estandar, sino una variedad (bastante musical, por cierto) que merece la misma consideración y respesto que otras modadalides regionales. Se puede ser cateto en cualquier lengua.

¿Por qué hasta los andaluces tenemos tan baja consideración de la lengua que han hablado los hermanos Machado, Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Lorca...? La razón filológica es fácil y compleja: el problema del andaluz es que históricamente se han asociado rasgos diatópicos (propios de una región) con rasgos diastráticos (propios de un nivel sociocultural), o incluso con los diafásicos (de un registro: coloquial, formal...). O sea, se atribuyen a los hablantes de una región rasgos que son propios de un nivel sociocultural (bajo, en este caso). Sesear o aspirar las consonantes no denota incultura, como mucha gente cree, es sólo una forma de pronunciar la lengua común. Por supuesto, en todos sitios hay hablantes de bajo nivel cultural que incurren en numerosos vulgarismos (poblema, amoto, haiga...): basta ver la televisión para comproblarlo. Pero ni esa falla cultural y educativa es exclusiva de los andaluces, ni el resto de españoles, incluídos los catalanes, está libre de ellas. También he dado clases en Cataluña y no crean que los adolescentes de Sabadell hablan mucho mejor que los de Dos Hermanas. El problema es que escuchando, pongamos por caso, a Manolo Chávez, o las ruedas de prensa de algunos futbolistas, las dudas diatópicas/diafásicas no se despejen...

Dejemos los prejuicios lingüísticos y dignifiquemos las variedades regionales y la cultura. Mucha escuela, en tiempos de crisis. Mañana iré al Camp Nou con buenos amigos catalanes, a ver al Sevilla y sentirme orgulloso de mis raíces. No podré decir lo mismo, seguramente, del resultado.

Condió

sábado, 15 de octubre de 2011

Literatura e Internet

Cualquiera que escriba y que sepa arrancar un ordenador se pregunta cómo afectarán las nuevas tecnologías a la literatura. La aparición de la imprenta, en el siglo XV, democratizó la lectura y cambió la forma de leer los libros. Desde que el libro se convirtió en un objeto de consumo al alcance del vulgo se creó una lectura "íntima" que tanto inquietó a los poderes de la época, especialmente a la Iglesia. Y, por supuesto, cambió los géneros. La imprenta liberó a la literatura de la oralidad y convirtió las gestas medievales en verso en las novelas de caballerías, antepasado de la novela moderna.
El caso es que cinco siglos más tarde nos podemos hacer preguntas más o menos parecidas: ¿qué géneros nuevos nos traerá Internet? ¿Será el blog un género propio alguna vez, más allá del diario digital? ¿Habrá novelas colectivas por comunidades de inernautas? ¿Desaparecerá la novela en favor del cuento o del microrrelato? ¿Qué género se adaptará mejor al signo de los tiempos digitales?
Hasta ahora, con Internet y la literatura, ocurre como con las Vanguardias de principios del siglo XX: las novedades aportadas tienen más interés histórico que literario. Igual me equivoco y simplemente no alcanzo a ver más allá de las brumas marinas (la red es un mar metáforico gracias a algún literato). Puede que eso pase porque pertenezco a una generación que llegó a Internet como inmigrantes, y que nunca terminaremos de hablar este lenguaje como lengua propia por más que nos animemos a crear un blog o una web.
Todavía estoy cogiéndole el aire a estas botellas con mensajes lanzadas al océano de la red. ¿A quién se dirige uno? ¿Cuál es tu voz cibernética? ¿Qué coño es un blog?
Tres meses llevaba sin meter una entrada. Excusas baratas de emigrante digital que mira Internet con el pasmo de aquellos copistas medievales que ven por primera vez una imprenta.

jueves, 30 de junio de 2011

Captar el interés

Todo relato debe capturar la atención del lector desde la primera frase. Tal vez no tengamos más oportunidades antes de que nos abandone por un canal de televisión. Yo suelo crear el interés partiendo siempre de un hecho en apariencia inexplicable. Es la típica receta del relato fantástico. Claro, después hay que guardarse de dar las explicaciones en dosis homeopáticas e intentar, finalmente, que la expectativa no decepcione la resolución.
Ayer me ocurrió una divertida anécdota con la que iniciar un relato. Mi esposa encontró en el coche una tarjeta de un nightclub del que, obviamente, yo so sabía nada. Si me interrogo cómo llego allí la tarjeta me sale un cuento...

martes, 14 de junio de 2011

Listo para sentencia

Trabajé duro para prosperar, pero la vida me trató con indulgencia. Una hija adorable, un buen bufete, un barco... Nada que reprochar a la fortuna, más que alguna cláusula menuda del contrato. Lo que peor llevo del oficio es la espera, este impás despiadado en el que los abogados quedamos a merced de la sentencia. No importa el trabajo bien hecho, ni los encajes del alegato; de nada sirve el afán con el que hayamos defendido un caso porque, llegado el momento, todo el peso de la arbitrariedad pende sobre nuestras cabezas. El caos adquiere formas inquietantes: un magistrado caprichoso, un acusado antipático, la grotesca feria de jurisprudencias...
Supongo que no hay felicidad libre de esa cruel lotería, y que todo eso es el peaje de una vida aproximadamente feliz. Pero, mientras apuro el cigarro, no soporto la espera. Ni esa sonrisa salomónica con que ahora me recibe el oncólogo.

lunes, 6 de junio de 2011

Rafa Nadal, modelo literario

Me preguntaron una vez una conferencia en un instituto que cuál era mi referente como escritor, y no lo dudé ni un instante: Rafa Nadal. El joven merecía una explicación pues, que se sepa, el magnífico tenistas no ha escrito aún nada digno de su palmarés deportivo.
Nadal, sin ser escritor, representa todo lo que un escritor debe tener para llevar a término sus proyectos: tesón, amor propio, sacrificio... y esa combinación heroica de orgullo y humildad.
El talento es una ciencia infusa que no alcanza ni para un breve poema si no se acompaña de trabajo y dedicación. Yo escribo porque me divierte claro, pero nada de lo que he escrito, que pudiera merecer la pena, se ha librado del trago del penoso trabajo de la revisión, de la búsqueda de la forma. En esa dura competición contra las limitaciones propias y las de sus ideas se hacen los escritores.
A Nadal, como a Lorca, la inspiración le coge siempre trabajando.

miércoles, 1 de junio de 2011

Ideas para escribir un relato

Me preguntaba mi sobrino Álvaro el otro día, con sincero interés, que de dónde salen las ideas para los cuentos. Pregunta de complicadísima respuesta, pero no tanto. Por lo que que atañe a un servidor, suelo partir de un tema abstracto (¡la indiferencia, el depecho...!) al que me afano en buscarle una concreción atractiva y sugerente. La idea necesita una percha en la que hacerse sustancia narrativa (esto es una perogrullada) , por eso que uno se esfuerza en encontrar la metáfora visual, el personaje, la situación... que concentre todo eso que queremos contar...

Claro que la mayoría de las veces ocurre al revés: una imagen impactante sugiere una historia que debemos desentrañar. Hay que interrogar a la materia y ver qué queremos decir realmente tras esa imagen, anécdota, o lo que fuese, que nos ha cautivado.

Hace unos minutos se me acaba de ocurrir una idea para un relato. Me ha llegado un mensaje de correo con la lista de los relatos finalistas (más de doscientos) de un concurso literario microrrelatos, en el que recuerdo haber participado, pero sin poner en pie el relato.
El conflicto (divertido) me ha surgido cuando intentaba adivinar si alguno de esos relatos (ah, la memoria; ah, la identidad...) era remotamente mío.
El relato surge casi por sí solo... Fácil terminar en Heráclito (Nunca leemos dos veces el mismo cuento) o en el Pierre Menard de Borges (nada de lo que escribimos es realmente nuestro o nada de lo que escribimos es totalmente nuestro).

Darle forma al relato se me antoja lo más fácil.

jueves, 19 de mayo de 2011

Utopías y 15 de mayo

Nos quejábamos de la esclerosis de la sociedad civil española y ahora nos topamos con este movimiento del 15 de mayo, al que no dejamos de buscarle defectos y sacarle pegas: el riesgo de instrumentación política, el enrarecimiento del clima electoral...
Ya son ganas. Cómo si no hubiera motivos para salir a la calle y decir basta.
Cada generación necesita sus utopías, siquiera para quedarse en el camino de las buenas intenciones. Ya sabemos cómo acabaron los dirigentes del mayo del 68 francés, aunque seguramente sin aquellas revueltas burguesas no se hubiera construido el estado del bienestar.
Lo interesante de este fenómeno es que no se sabe dónde va a terminar.
Los partidos políticos se arriman a esta corriente de hartazo para que no les salpique cuando reviente la burbuja democrática, pero el problema -que no quieren entender- es que el cambio de estampitas electorales no soluciona el vicio de fondo: un sistema escasamente representativo, con una casta dirigente blindaba en sus prebendas y privilegios.
El primer partido que asuma el ideario de regeneración democrática (¡listas abiertas, distrito único, limitación de mandatos, a la cárcel los corruptos...!) pescará en ese río de descontento que se abre paso entre las calles como el torrente de una tormenta de primavera.
Solamente por esta expectación ha merecido la pena.
Una democracia real... Jo, ahí es nada...

miércoles, 18 de mayo de 2011

Belcebú

Todos obedecen mis órdenes en cuanto chasqueo los dedos. Puedo olisquear el miedo en sus movimientos nerviosos de perrillos falderos, en sus sonrisas rastreras de viles subordinados. Me gusta amenazarlos con una vida de penalidades fuera de la organización, y les ofrezco el anillo para que besen, con todo lujo de reverencias, la mano que les da de comer.
Sé que murmuran continuamente a mis espaldas y que, si pudieran, me sacarían los hígados para comérselos crudos. Pero también eso forma parte del placer, porque cuando menos lo esperan los arrincono por los pasillos del edificio y los obligo a lamerme los zapatos y escupir sobre la fotos de sus familiares queridos.
Cuando me aburro, invento intrigas y les hago creer que gozan de mi favor para que se despedacen entre ellos como lobos salvajes. Me pone este olor a chamusquina, a carroña, a inmisericordia.
Mi secreto es que nunca caí en el vicio de la piedad ni jamás dudé de mí. Y mucho menos ahora, que he sido reelegido por mayoría absoluta para los próximos cuatro años.

(Extraído de Miedo me da, 78 relatos de humor y espanto (Algaida).

martes, 17 de mayo de 2011

En el principio fue el verbo

Hace un par de años mi buen amigo Martín Moreno me regaló un blog. Como un niño con un GPS no supe qué hacer con él y se murió en el limbo cibernético. Ahora vuelvo a la carga, con un hijo de creación propia. Supongo que nada se estima si no viene del esfuerzo personal, así que confío en darle larga vida a esta plataforma.
El plan es humilde y sencillo. Volcar algunas reflexiones literarias de cuando en cuando y mantener un escaparate digital para ver si es verdad eso de que hay vida más allá de la red. Nada pedante ni pretencioso ni banal. En fin, que diría Cortázar, literatura.
Ea, recibid un saludo.

Fran