Más penosa que la escritura es sin duda la tarea de publicación. Después de un par de años acaba salir publicada mi última novela El sombrero de las ideas descabelladas, publicada por la editorial Edebé, con geniales ilustraciones de Manuel Domínguez Guerra, como ya se adivina en la portada. En ese largo peregrinaje he quedado en deuda de gratitud con la editora Reina Duarte, una de las personas que mejor conoce el panorama de la literatura infantil y juvenil en España y que, para mi fortuna, apostó por esta novela con gran entusiasmo.
Se trata de novela juvenil (con vocación para todos los públicos), en clave fantástica. La novela relata la historia de una joven que se ve inmersa en una inesperada aventura:
recuperar una partida de mágicos sombreros que inspiran ideas peligrosas a las
personas que se los ponen. La protagonista, Ana, libera por accidente doce
sombreros siniestros y debe ayudar a su dueño, un sombrerero huraño y
antipático, a recuperarlos antes de la media noche, pues de lo contrario la
ciudad corre un grave peligro…
Con la ayuda de Chapó, un chucho callejero,
Ana y Pando deben encontrar y neutralizar a cada uno de los sombreros, aunque
cada captura se convierte en un reto que deben superar con ingenio y habilidad
pues los sombreros son tremendamente escurridizos y peligrosos. En esta difícil
empresa, la niña cuenta con otro misterioso aliado, un sombrero peculiar que es
capaz de inspirar ideas descabelladas, entre la genialidad y el disparate.
En próximas entradas desvelaré algunas curiosidades de cómo se hizo esta novela, en la que tengo gran confianza.